Esta es una entrada que mejor no escribir mucho, mejor dejarse llevar por las imágenes y la imaginación. Imaginarse paseando por esas calles parisinas llenas de encanto, desde Notre Dame al pintoresco barrio de Montmartre sin olvidar la Torre Eiffel sonando de fondo la fantástica La Vie en Rose …
Cuando esta pareja me propuso ir a París para sus sesión preboda (o quizás fui yo quien dio la idea jejej) fue un sí rotundo. Teníamos todos los pronósticos meteorológicos desfavorables, con paraguas y botas de agua en la maleta pero tal y como decía M «no hay de qué preocuparse porque a mí nunca me llueve», pues al final le tuvimos que dar la razón, hizo un tiempo espectacular con una luz increíble y una ciudad que por más que la visites siempre te deja con buen sabor de boca.
Como anécdota presenciamos una declaración de matrimonio en directo de una pareja que había venido desde Estados Unidos y el chico se declaró delante de la Torre Eiffel justo en el momento en que se iluminaba….carne de gallina, parecían sacados de una película … ainsss qué romántico.
Si es que esa joya del cine tenía razón con aquello de Siempre nos quedará París, siempre nos quedará aquel café sentados a la orilla de Sena, ese paseo por esos puentes llenos de candados, cada uno de ellos con una historia detrás, esos puestos ambulantes con libros de segunda mano, con artistas pintando en la calle, con un cielo azul llenos de nubes blancas, pasear por calles mezclándote con gente de todas nacionalidades, buscando el macaron perfecto, admirando la inmensidad de Notre Dame, hacer un picnic delante de la Torre Eiffel con una buena copa de vino francés y sobre todo y más importante: con buena compañía.
Y ahora a esperar, el próximo verano nos veremos en su boda en La Masía Torreblanca de Cal Blay